martes, 22 de diciembre de 2009

Referéndum, consultas y democracias de segunda

En una democracia, como sistema en el que el pueblo es quien gobierna a
través de sus representantes legítimamente elegidos, la posibilidad y aun
es mas, diría que la obligación de que el pueblo se exprese para actuar
únicamente como canalizadores de su voluntad expresada bien sea a través
de urnas o de otras opciones, debería ser su base.
A partir de estas expresiones de la voluntad popular actuar en los
diferentes ámbitos de decisión.
Pero como casi todo en esta vida, esto también tiene sus connotaciones,
sus diferentes lecturas, sus revisionismos, etc. Todo para lograr a
cualquier precio mantener el rebaño paciendo tranquilamente mientras
algunos se ceban.
En Cataluña han dado un primer paso, pero un primer paso simbólico ya que
nunca pasara de ser una anécdota.
Los mass media se han encargado de frivolizarlo hasta intentar dejarlo
reducido a una mera iniciativa de trasnochad@s, ya que preguntar algo que
no tiene validez legal, ni ningún tipo de repercusión al margen de la
publicitaria y propagandística, sirve de bien poco.
Pero incluso entre sus burdas y grotescas grandes líneas manipuladas se
escapan pinceladas de color para deleite del personal. Controles contra el
fraude, movilización de la ciudadanía, voluntari@s y un largo etcétera,
por supuesto ya sabemos que para una anécdota que sin validez.
Incluso bastante antes de la votación daban por supuesto la victoria al
si, para deslucirlo a continuación. Además aprovechaban la ocasión para
relacionarlo con el malogrado Estatut, con la sana intención de demostrar
una radicalidad del voto transitorio debido a los escándalos ocurridos a
cuenta de los desmanes en el proceso de negociación estatutario y en los
sucesivos recursos.
Para la gente de bien, los “nosotros, los demócratas” las definiciones de
consultas y referéndum están plagadas de connotaciones contra la
sacrosanta unidad nacional. Por ello y para evitar nuevos golpes como los
de la entrada a la OTAN, la constitución española o el estatuto de
autonomía se quedan en meros instrumentos de la amplia gama expuestos en
la gran galería de cara al público, uno de tantos objetos que se ven pero
no se tocan. Por si acaso y para niños traviesos, ancianos seniles y otros
depravados un bello cartel luce al igual que en algún otro escaparate
resplandeciente: Prohibido tocar. Firmado: El ejercito

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