lunes, 8 de marzo de 2010

La erzanza y el caracol

Caracol, col, col saca los cuernos al sol decía la canción de jovenzuelos tras una chaparrada y de ahí la fabula de la erzanza y el caracol que ni es una ilustre fabula de Esopo ni tan siquiera de Samaniego.
En una tierra cada vez mas infértil vivía la erzanza que diaria y prolijamente realizaba las labores propias para mantener el equilibrio para el cual religiosamente detenía a caracoles con el firme propósito de mantener el orden natural. Natural no de la naturaleza la cual había permitido destrozar y arrasar a basa de hormigón y asfalto entre otros, sino el natural de las cosas. Como siempre ha sido y como dios manda ya que los caracoles eran indisciplinados y tozudos moluscos encabezonados con no plegarse a las normas del equilibrio.
Cuando alguien le espetaba algo sobre sus labores la erzanza siempre respondía que era para mantener el equilibrio, pero que ella casualmente y en especial era de quienes se dedicaban de vigilar el equilibrio del PH de la tierra indispensable para que todos pudiéramos vivir y que nada tenía que ver con quienes vigilaban el equilibrio general.
Los caracoles caían al saco uno tras otro, y no por transgredir ya unas leyes cada vez mas draconianas, sino porque a su amo le gustaban los caracoles con tomate.
Daba la casualidad que quienes eran encargados de velar por el equilibrio, eran quienes propiamente lo rompían a pesar de que ninguno se dedicara a ello. La brigada del PH de la tierra debían ser un inmenso ejercito a juzgar por el numero de integrantes reconocidos, a pesar de que la tierra seguía quedándose infértil entra cada vez mas contaminación, asfalto y hormigón.
Otros moluscos veían con creciente inquietud desde la barrera la cada vez mas difícil situación en que debían de torear, ya que tal vez a su amo le guste el sabor del caracol, o tal vez sea solo su textura con lo que podían ser otros moluscos quienes rellenaran lo que quedaba de saco.
En un día de labores propias, la erzanza les puso a un par de caracoles el cara al sol antes de meterles al saco y según la canción estos les sacaron los cuernos. Fueron golpeados y torturados antes de dejarlos en libertad como muestra de los alarmantes niveles de PH de la tierra.
Hoy el resto de moluscos deben de pegarse por las miserables briznas de malas hierbas que aun pueden escabullirse entre las ranuras del hormigón para intentar subsistir mientras la erzanza vela por que no se rompa el equilibrio y cada vez que escampa tras un democrático chaparrón de razzias, ponen a algún molusco cara al sol.

No hay comentarios:

Publicar un comentario