martes, 2 de marzo de 2010

La justicia ciega

El mito de la justicia ciega con su imagen de esa señora sosteniendo la balanza vendada sus ojos, se cae a pedazos a cada cañonazo que la disparan.
La justicia es un término demasiado amplio, demasiado complicado que se escabulle por mil y un recovecos hasta filtrarse en el día a día.
Una persona ciega, no esta carente de otros sentidos e incluso les agudiza como contrapunto a su ceguera. Con ayuda de un bastón, un perro guía o incluso una persona puede caminar entre viandantes sin su discapacidad.
Algo así ocurre en el Estado Español.

La justicia es ciega de nacimiento, pero de una mano le guían quienes la parieron mientras de la otra le guía y le ladra un perro guía muy bien adiestrado.
Manos limpias, o manos blancas o dignidad y justicia o como se quieran hacer llamar interponen una querella contra quienes silbaron, humillaron y vilipendiaron tanto a la figura del monarca como al himno nacional. Además de un recadito para quienes no enviaron a sus perros guardianes del orden y la ley a silenciarles.

Pero a alguien se puede tan siquiera hacer una idea de que accedieran a las denuncias, bastante más dignas y lógicas por otra parte, que se interponen contra los abusos de poder?
Agresiones policiales, torturas, amenazas, etc. que a diario y con total impunidad realizan quienes además de velar por el orden y la seguridad cobran del erario publico que tan religiosamente nos confiscan.

La cuestión es que la justicia como parte de la superestructura del estado vela por sus intereses y su perpetuación en el tiempo. La justicia esta basada en el ejemplo de la coacción, al igual que el terrorismo el ejemplo en una persona puede proporcionar miedo en miles. No podemos olvidar que la justicia de un sistema burgués, es una justicia burguesa y que los cantos de sirena heredados de la revolución francesa son eso, brindis al sol.

Sin apenas percatarnos, gracias entre otros a los mass media y su inestimable colaboración, cada día se esta generalizando la represión a escala cotidiana.
Solo sale como ejemplo quienes osan mear fuera de su tiesto democrático, pero el día a día se ha transformado en una coacción continua bajo riesgo de represión.
La conducción esta fuertemente penada incluso con penas de cárcel, aunque todo el mundo sabe que esa potencial cárcel esta vetada para algunos. Es por nuestro bien, por la seguridad vial, por nuestra seguridad a excepción de los policías que hablan por el móvil y estacionan donde quieren estén o no de servicio por poner un solo y caro ejemplo, pero a ver quien osa descuidarse al volante cualquier nimiedad.

De la misma manera están en permanente coacción quienes poseen determinadas opciones políticas, aunque no poseen las estimables referencias de la oposición cubana, con la cárcel y las torturas llamando a su puerta o esperando tras cualquier esquina.
Se pueden seguir añadiendo más ejemplos, pero también debemos analizar las delicadas insinuaciones que emiten en ciertas circunstancias.
En movilizaciones por despidos, cierres, etc. un contingente de policías pertrechados reclama nuestra atención ostentando sus herramientas de trabajo. En un local autogestionado que incomoda con sus actividades es cerrado a cal y canto sin ningún tipo de miramientos hacia esas “personas” por llamarlos de alguna manera.
En donde van a destrozar todo su entorno para realizar obras faraónicas con las que lucrarse, son reprimidos como a salvajes. A quienes se les expropia y se les deja desamparad@s son desahuciad@s y tratados brutalmente al igual que quienes deciden solidarizarse con ell@s.

Es la política del miedo, donde se va poco a poco introduciendo la represión a todos y cada uno de los rincones de la vida cotidiana intentando maniatar cualquier potencial respuesta ante los abusos. Estas medidas son el inicio de la medicina que “nos” curara de la actual crisis cuando una vez asimiladas mayoritariamente éstas y alguna otra próxima comiencen realmente la segunda parte del entre todos podemos. Es decir, entre todos vosotros podéis, y sino…

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